martes, 20 de marzo de 2012

"PEDRO PARAMO"



“Pedro Páramo”, desde el punto de vista de la crítica, es una de las obras maestras de la literatura latinoamericana. Su autor es Juan Rulfo, un escritor mexicano que nació el 16 de mayo de 1917. Además de haber escrito esa novela, es el creador de una colección de cuentos reunidos bajo el título “El llano en llamas”.
Rulfo desarrolló durante toda su vida actividades literarias, aunque también fue archivista y
agente de inmigración, agnte viajero de la compañía Goodrich-Euzkadi, colaboador de la Comisión del Papaloapan y editor en el Institut Nacional Indigenista de la ciudad de México, donde se encargó de la edición de una de las colecciones más importantes de antropología contemporánea y antigua del país azteca. También se dedicó a la fotografía, cuyas imágenes incrementaron el interés colectivo por Rulfo y fomentaron el desarrollo de exposiciones y libros dedicados a sus fotos, como la desarrollada entre agosto y septiembre de este año en la Casa Universitaria del Libro de la UNAM.

Pero fue la repercusión obtenida por “Pedro Páramo” lo que llevó por el camino del éxito a Rulfo. Gracias a esa novela, el escritor fue reconocido en 1955 con el Premio Xavier Villaurrutia. Años después, obtendría el Premio Príncipe de Asturias y el Manuel Gamio al Mérito Indigenista.
Juan Rulfo no fue de esos autores de larga trayectoria literaria. Tan sólo escribió una novela y quedó en la historia de la literatura como un referente y un autor respetado y reconocido por distinguidos escritores. No cualquiera consigue estar en boca, por ejemplo, de Jorge Luis Borges, quien aseguró que “Pedro Páramo es una de las mejores novelas de la literatura de lengua hispánica, y aún de la literatura”. Por su parte, Susan Sontag consideró a esa novela no sólo como una de las obras maestras de la literatura mundial del siglo XX, “sino como uno de los libros más influyentes de este mismo siglo”.
Juan Rulfo murió el 7 de enero de 1986 en la ciudad de México, pero su obra no ha quedado en el olvido y las nuevas generaciones de lectores ya la han sabido apreciar.


BIOGRAFIA:
(Sayula, México, 1918 - Ciudad de México, 1986) Escritor mexicano. Juan Rulfo creció en el pequeño pueblo de San Gabriel, villa rural dominada por la superstición y el culto a los muertos, y sufrió allí las duras consecuencias de las luchas cristeras en su familia más cercana (su padre fue asesinado). Esos primeros años de su vida habrían de conformar en parte el universo desolado que Juan Rulfo recreó en su breve pero brillante obra.
En 1934 se trasladó a Ciudad de México, donde trabajó como agente de inmigración en la Secretaría de la Gobernación. A partir de 1938 empezó a viajar por algunas regiones del país en comisiones de servicio y publicó sus cuentos más relevantes en revistas literarias.
En los quince cuentos que integran El llano en llamas (1953), Juan Rulfo ofreció una primera sublimación literaria, a través de una prosa sucinta y expresiva, de la realidad de los campesinos de su tierra, en relatos que trascendían la pura anécdota social.
En su obra más conocida, Pedro Páramo (1955), Rulfo dio una forma más perfeccionada a dicho mecanismo de interiorización de la realidad de su país, en un universo donde cohabitan lo misterioso y lo real, y obtuvo la que se considera una de las mejores obras de la literatura iberoamericana contemporánea.

Rulfo escribió también guiones cinematográficos como Paloma herida (1963) y otra novela corta magistral, El gallo de oro (1963). En 1970 recibió el Premio Nacional de Literatura de México, y en 1983, el Príncipe de Asturias de la Letras.


A Juan Rulfo le bastaron una novela y un libro de cuentos para ocupar un lugar de privilegio dentro de las letras hispanoamericanas. Creador de un universo rural inconfundible, el narrador plasmó en sus narraciones no sólo las peculiaridades de la idiosincrasia mexicana, sino también el drama profundo de la condición humana. El llano en llamas (1953) reúne quince cuentos que reflejan un mundo cerrado y violento donde el costumbrismo tradicional se desplaza para vincularse con los mitos más antiguos de Occidente: la búsqueda del padre, la expulsión del paraíso, la culpa original, la primera pareja, la vida, la muerte. Pedro Páramo (1955) trata los mismos temas de sus relatos, pero los traslada al ámbito de la novela rodeándolos de una atmósfera macabra y poética. Este libro ostenta, además, una prodigiosa arquitectura formal que fragmenta el carácter lineal del relato.
Juan Rulfo

La mítica ciudad de Comala sirve de escenario para la novela y algunos cuentos de Juan Rulfo. Su paisaje es siempre idéntico, una inmensa llanura en la que nunca llueve, valles abrasados, lejanas montañas y pueblos habitados por gente solitaria. Y no es difícil reconocer en esta descripción las características de Sayula, en el Estado de Jalisco, donde el 16 de mayo de 1918 nació el niño que, más tarde, se haría famoso en el mundo de las letras. Su nombre completo era Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno.
Juan Rulfo dividió su infancia entre su pueblo natal y San Gabriel (así se llamaba la actual Ciudad Venustiano Carranza), donde realizó sus primeros estudios y pudo contemplar algunos episodios de la sublevación cristera, violento levantamiento que, al grito de "¡Viva Cristo Rey!" y ante el cómplice silencio de las autoridades eclesiásticas, se opuso a las leyes promulgadas por el presidente Calles para prohibir las manifestaciones públicas del culto y subordinar la Iglesia al Estado.
Rulfo vivió en San Gabriel hasta los diez años, en compañía de su abuela, para ingresar luego en un orfanato donde permaneció cuatro años más. Puede afirmarse, sin temor a incurrir en error, que la rebelión de los cristeros fue determinante en el despertar de su vocación literaria, pues el sacerdote del pueblo, con el deseo de preservar la biblioteca parroquial, la confió a la abuela del niño. Rulfo tuvo así a su alcance, cuando apenas había cumplido los ocho años, todos aquellos libros que no tardaron en llenar sus ratos de ocio.
A los dieciséis años intentó ingresar en la Universidad de Guadalajara, pero no pudo hacerlo pues los estudiantes mantuvieron, por aquel entonces, una interminable huelga que se prolongó a lo largo de año y medio. En Guadalajara publicó sus primeros textos, que aparecieron en la revista Pan, dirigida por Juan José Arreola. Poco después se instaló en México D.F., ciudad que, con algunos intervalos, iba a convertirse en su lugar de residencia y donde, el 7 de enero de 1986, le sorprendería la muerte.
Ya en la capital, intentó de nuevo entrar en la universidad, alentado por su familia a seguir los pasos de su abuelo, pero fracasó en los exámenes para el ingreso en la Facultad de Derecho y se vio obligado a trabajar. Entró entonces en la Secretaría de Gobernación como agente de inmigración; debía localizar a los extranjeros que vivían fuera de la ley. Desempeñó primero sus funciones en la capital para trabajar luego en Tampico y Guadalajara y recorrer, más tarde, durante dos o tres años, extensas zonas del país, entrando así en contacto con el habla popular, los peculiares dialectos, el comportamiento y el carácter de distintas regiones y grupos de población.
                                   Juan Rulfo con su hijo Juan Francisco (c. 1953)
Esta vida viajera, este contacto con la múltiple realidad mexicana, fue fundamental en la elaboración de su obra literaria. Más tarde, y siempre en la misma Secretaría de Gobernación, fue trasladado al Archivo de Migración. Rulfo se ganó la vida en trabajos muy diversos: estuvo empleado en una compañía que fabricaba llantas de hule y también en algunas empresas privadas, tanto nacionales como extranjeras. Simultáneamente, dirigió y coordinó diversos trabajos para el Departamento Editorial del Instituto Nacional Indigenista y fue también asesor literario del Centro Mexicano de Escritores, institución que, en sus inicios, le había concedido una beca.
La obra de Juan Rulfo, pese a constar sólo de dos libros, le valió un general reconocimiento en todo el mundo de habla española, reconocimiento que se concretó en premios tan importantes como el Nacional de Letras (1970) y el Príncipe de Asturias de España (1983); fue traducida a numerosos idiomas. En 1953 apareció el primero de ellos, El llano en llamas, que incluía diecisiete narraciones (algunas de ellas situadas en la mítica Comala), que son verdaderas obras maestras de la producción cuentística.
Cuando, en 1955, aparece Pedro Páramo, la única novela que escribió Juan Rulfo, el acontecimiento señala el final de un lento proceso que ha ocupado al escritor durante años y que aglutina toda la riqueza y diversidad de su formación literaria. Una formación que ha asimilado deliberadamente las más diversas literaturas extranjeras, desde los modernos autores escandinavos, como Halldor Laxness y Knut Hamsun, hasta las producciones rusas o estadounidenses. Basta con acercarse a la novela, de estructura más poética que lógica, que ha sido tachada de confusa por algunos críticos, para comprender la paciente laboriosidad del autor, el minucioso trabajo que su redacción supuso y que le exigió rehacer numerosos párrafos, desechar páginas y páginas ya escritas.
Desde 1955, año de la aparición de Pedro Páramo, Rulfo anunció, varias veces y en épocas distintas, que estaba preparando un libro de relatos de inminente publicación, Días sin floresta, y otra novela titulada La cordillera, que pretendía ser la historia de una inexistente región de México desde el siglo XVI hasta nuestros días. Pero el autor no volvió a publicar libro alguno. En una entrevista de 1976, Rulfo confesó que la novela proyectada había terminado en la basura. De vez en cuando, algunos textos suyos aparecían en las páginas de las publicaciones periódicas dedicadas a la literatura. Así, en septiembre de 1959, la Revista Mexicana de Literatura publicó con el título de Un pedazo de noche un fragmento de un relato de tema urbano; mucho más tarde, en marzo de 1976, la revista ¡Siempre! incluía dos textos inéditos de Rulfo: una narración, El despojo, y el poema La fórmula secreta.
Rulfo en su estudio (c. 1954)
Pero esta escasa producción literaria ha servido de inspiración y base para una considerable floración de producciones cinematográficas, adaptaciones de cuentos y textos de Rulfo que se iniciaron, en 1955, con la película dirigida por Alfredo B. Crevenna, Talpa, cuyo guión es una adaptación de Edmundo Báez del cuento homónimo del escritor. Siguieron El despojo, dirigida por Antonio Reynoso (1960); Paloma herida, que, con argumento rulfiano, dirigió el mítico realizador mexicano Emilio Indio Fernández; El gallo de oro (1964), dirigida por Roberto Gavaldón, cuyo guión sobre una idea original del autor fue elaborado por Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez. En 1972, Alberto Isaac dirigió y adaptó al cine dos cuentos de El llano en llamas y en 1976 se estrenó La Media Luna, película dirigida por José Bolaños que supone la segunda versión cinematográfica de la novela Pedro Páramo.
Fueron tantas las reacciones periodísticas y las notas necrológicas que se publicaron después de la muerte de Rulfo que con ellas se elaboró un libro titulado Los murmullos, antología periodística en torno a la muerte de Juan Rulfo. Póstumamente se recopilaron los artículos que el autor había publicado en 1981 en la revista Proceso.

1 comentario:

  1. Casino - Dr.MD.com
    Home · Casino · Casino Games · Contact Us · Online 경기도 출장마사지 Casinos · 광주 출장안마 FAQs · Casino Hosts. About us · Casinos. Experience the excitement of Las 울산광역 출장안마 Vegas 정읍 출장마사지 at Dr. MD. 포항 출장안마

    ResponderEliminar